Lo raro es vivir
Carmen Martín Gaite.
Editorial Anagrama S.A.
Versión Kindle -abril 2015
Año de publicación: 1996
240 páginas
Sinopsis
Águeda Soler recibe la llamada del médico de la residencia
en la que vive su abuelo. Éste le sugiere que suplante la identidad de su madre
ante el viejo. El abuelo desconoce que su hija, de nombre Águeda también, murió
pocas semanas atrás, y en su estado mental, entre la realidad y la demencia
clarividente, la espera.
Esta arriesgada propuesta conduce a la joven Águeda a la
renovación de sus dudas existenciales. Durante los siguientes días, y sus
noches, prescinde de su trabajo de archivera y se dedica a pasear sola por las
calles de Madrid, revisando su pasado, su presente y su futuro, y en ese vagar
recupera personas, lugares y experiencias. En su ruta sin destino concreto
reencuentra errores y aciertos de su pasado de rock y amantes múltiples. Y con
ello se enfrenta a sus relaciones personales fallidas, que intenta recuperar, siempre
con la referencia de la figura salvavidas de Tomas, su pareja. Asimismo se
enfrenta con sus inquietudes mas íntimas, entre las que destaca la relación no
siempre fácil con su madre, pero también con su padre y su segunda mujer, así
como con su hermanastro, aún niño
.
.
Y siempre con la sensación de que la vida es extraña. Águeda
vive en un laberinto de espejos que muestran la realidad y la metáfora de su
mirada libre.
"Bueno, es todo muy raro. Y la culpa la tienen la
metáforas. Que cuando me cogen por banda hacen de mi lo que quieren veo lo que
no hay y no veo lo que hay."
Esta es una novela narrada en primera persona por su
protagonista. Igual que ella, que se deja llevar durante unos días por
sensaciones, experiencias y reflexiones sin objetivo alguno, así he tenido que
dejarme llevar como lectora. Y
hasta que no he aceptado -casi a la mitad de la novela- que esta situación de
desconcierto es la base para seguir leyendo, es decir, hasta que no he sido
capaz de superar las resistencias como lectora, no he empezado a disfrutarla.
Es esto lo que a mi parecer, me pedía la autora, que me
dejara vencer por su prosa elegante y perfecta y la aceptara tal cual es. Me ha
obligado a tener paciencia, a concederle tiempo, y a seguir un camino sin
ofrecer a cambio un destino concreto, forzándome a renunciar a encontrar una
dirección particular en una historia que tiene un comienzo intenso y parece
prometer más de lo que ofrece. Pero solo lo parece. Y es que a medida que
Águeda va pasando los días la he acompañado en la revisión de sus sueños rotos,
en su dolor por la muerte, en su búsqueda del amor, en el recuerdo de su pasado
y la duda que lo acompaña, en su visión de la familia... todo vagando por ese
Madrid tan bien contado que ya no es el de su juventud. Como ella, me he visto
obligada a mirar su mundo de reojo, con imaginación y la metáfora como defensa
contra el dolor y el miedo. Y a hacerlo desorientada por un argumento que
parece no llevar a ninguna parte y que supera ampliamente las estructuras
clásicas (introducción, nudo, desenlace) mas cómodas para los lectores.
Como la vida misma, que no siempre depara lo que se espera,
la autora modela el tiempo y el espacio de la narración para hacer avanzar al
lector en las mismas condiciones que la protagonista, prescindiendo de las
convenciones, con un oficio que no deja de ser envidiable por el hecho de ser
ya conocido.
Y todo tiene su lugar. Y me deja perpleja la simplicidad de
su final, que pone en evidencia de nuevo qué extraña es la vida y que buena es
la buena literatura.
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